Estabamos acostumbrados a tenerlo todo, a vivir cada uno según su situación. A salir, a poder ver a familiares y amigos, ir de compras, en fin, a disfrutar de nuestra vida con la libertad de hacer lo que nos viniera en gana cuando y como quisieramos. Y un dia nos llegan noticias de un virus que aparece en China y pensamos... está muy lejos¡¡ Pero días después nos enteramos que ya está en Italia y ahí ya empezamos a concienciarnos que son nuestros vecinos, que está ahí al lado y que es cuestión de tiempo que lo tengamos entre nosotros. Y aún así no imaginabamos lo que nos venía encima. Lo primero mi pésame a las familias de los miles de muertos en todo el mundo y segundo mi respeto a toda la gente que ha estado luchando para contener esta epidemia.
Los sanitarios, en primera linea de batalla poniendo sus vidas en peligro para salvar la de los demás y entre ellos a M. Luz, una de nuestras boss de este grupo, que casi es una familia culinaria. Tampoco me olvido de tantas y tantas personas que desde su posición han estado día a día ayudando a hacer esta tragedia más llevadera como los trabajadores de los supermercados, los camioneros, los trabjadores del campo y de la pesca, como los empleados de limpieza tanto de las calles como de los centros sanitarios, los eternos olvidados, los últimos monos de la cadena que en esta situación se volvieron imprescindibles.
A la gente normal y corriente, los autónomos que tuvieron que cerrar sus negocios y con ello sus sueños, las millones de personas que se han quedado en casa y los que han perdido sus trabajos y a los ancianos y niños que sin entender muy bien que pasaba han hecho caso de todo lo que se les ha pedido. Y seguro que me dejaré a alguien, porque son tantos que es imposible nombrarlos, para todos ellos también mi homenaje.
Y ahora vemos que se acerca el veranito, y es un poco raro, porque viene sin haber disfrutado fechas señaladas que nos anunciaba su llegada. No hemos vivido fallas ni semana santa ni tantas celebraciones que nos hace ver que el tiempo sigue, que es imparable. Sólo deseo que esto pase lo antes posible, que podamos volver a la normalidad, no a la nueva normalidad si no a la normalidad real, la que teniamos antes de todo esto.
Y mientras tanto vuelvo al blog y lo hago por una buena razón, el octavo cumpleaños de nuestro grupo de desafío, y que mejor hacerlo con una tarta como buena celebración merece.
Mi propuesta es una tarta helada de chocolate y nata con un toque de café.
INGREDIENTES
1 paquete de galletas cuadradas
1/2 l. de café
500gr. de nata
205 gr de leche condensada
1 yogurt griego natural
1 cucharada de miel
200 gr de chocolate de cobertura
150 gr de leche
MODO DE HACERLO
Forramos con papel film un molde rectangular.
Montamos la nata. Añadimos con movimientos envolventes el yogurt, la leche condensada y la miel . Reservamos.
Ponemos al fuego la leche y cuando empiece a hervir retiramos del fuego y añadimos el chocolate. Removemos hasta mezclar muy bien. Reservamos.
Montamos la tarta.
La primera capa es de nata. A continuación una capa de galletas mojadas en café. Encima una capa de chocolate.
Repetimos esta acción hasta terminar con la capa de galletas con café.
Metemos al congelador por lo menos 4 horas,
Pasado este tiempo, desmoldamos y decoramos con la nata y el chocolate que nos ha sobrado. Volvemos a meter al congelador.
IMPORTANTE: Debemos sacar la tarta del congelador media hora antes de servir.
Si quereis ver el resto de recetas de mis compañeros de desafío pincha AQUÍ